A pesar de los años el camino no cambia. Todo en la
oscuridad hasta que veo al fondo el paisaje de siempre: El cristal, mi reflejo,
las sombras anaranjadas en los cajones, farolas en todas las distancias…luces
aquí, allá, se desenfoca el horizonte entre el ladrillo muerto y las antenas.
Los árboles, ahora, eran la diferencia. Empezaban a
caerse las hojas, y las pocas que quedaban notaban un frío nuevo, una brisa que
echaba yo también de menos. Y nadie, absolutamente nadie allí fuera.
Y aquí el mismo dolor, las mismas preguntas, la misma
hambre. Algún día cambiaría esta mirada, tanto por dentro como por fuera. Pero
esta es y será la primera, la que cada vez que la noche me joda esté allí,
impasiva e inerte, pero dejando que luego yo pueda darle significado dentro de
mí y en estas líneas.
Otra nueva temporada al acecho, por el frío que noto
desde ya, por el aire, por la puta melancolía y el deseo. Porque cada vez irá a
peor hasta que vuelva a ver nuevas hojas y algún desalmado a estas horas. Puta
madrugada, me ha sido más fiel que muchas personas y, aunque me joda
reconocerlo, más fiel incluso que muchos ideales o principios que he defendido
a muerte en mi cabeza.
A pesar de los años el camino no cambia.