Es a estas horas cuando el
valor de las cosas pasa de un estado sólido a otro gaseoso en cuestión de
décimas de segundo, el tiempo que tarda en conectar una neurona con otra para recordar
u olvidar millones de fragmentos de materia. Son estas noches crueles y a la vez
altruistas, llegadas en los momentos menos esperados, cuando se te ilumina la
bombilla y te llueven las preguntas ¿Estaré aprovechando mi vida? ¿Qué es de
todas esas personas que dejo por el camino y se acuerdan de mí? ¿Dónde está el
límite del ser humano? ¿Por qué la condición humana nos llena de errores?
No puedo ser consciente
nunca de todo lo que pasa ante mí en estos momentos, más aún cuando, con el pc
delante, me pongo como loco a intentar buscar respuestas a todo. Realmente, no
sé qué pretendo, no puedo responder a todo, de hecho debería dejar de
preguntarme tantas cosas y de jugar todo el rato sobre el filo.
Pienso en Asimov y Sagan
y en lo que me gustaría tener su coco, pienso en qué haré sin NBA estas noches
hasta dentro de cinco meses, en esa chica que me miró en el autobús y me sonrió
el otro día, pienso en esa gente que no me traga pero que hace lo posible para
poner buena cara aun costándoles mucho, en todos esos libros que quiero
leer y aún ni sé de su existencia, en
todos los lugares en los que quiero dejar mi sello, pienso en esos políticos, policías,
reyes, presidentes, jueces, medios, banqueros y poderes que nos rodean y nos
obligan a seguir su sistema de pseudolibertad…En cómo cualquier pequeña brizna
de razonamiento lógico se ve intoxicado por las circunstancias
espaciotemporales. Mi mente crea mundos que no puedo controlar porque, como
humano, no me alcanza el coco para más, no puedo, va más rápido mi mente que
yo, esos flashes en el cielo de mi interior no sé qué significado tienen, es
todo tan grande, tan infinito, tan descomunal y, a la vez, tan diminuto…Qué
será de mí cuando lea esto en un año y piense en lo estúpido que es, todos
tenemos estas cosas dando vueltas, no soy más que un granito de arena en ese
reloj en manos del tiempo…El tiempo.
Y luego me besas, y mi
hambre cambia de bandera, y mis ojos vierten más sangre, y mis manos dejan de ser
conscientes de la gravedad. Todo se reduce al principio último de todo ¿Por qué
pensar en todo aquello tan lejano como la estrella más brillante? Reside en darle
el valor de todo eso a lo cercano, a lo palpable y contable, aunque sea en
páginas, minutos o acordes. ¿Qué cojones hago que no duermo? Me pesa la cabeza
de tanto pensar…Para ya chico, te vas a volver loco.
Y lo suelto, sin ninguna
puta vergüenza, como suelto todo y como os jode todo según lo suelto, amigos de
conciencia dormida y alienada, desde mi fortaleza os miro y os suelto esta
trola, esta falacia que no se aguanta en sí misma, pesa demasiado todo lo demás…