martes, 21 de junio de 2016

59. Odio el verano...mucha mierda...odio Bolonia

A pesar de que la presión social me intenta obligar a demostrar, yo lo ignoro, pues sólo tengo que demostrarme a mí mismo, nadie más debe ser ni es partícipe de esto que llevo dentro.
He escrito, sin éxito de publicación, pero lo he hecho, calmándome las horas muertas y los espacios vacíos, que ahora son más, o menos según se mire.
Odio la vida real, pues en sueños y en días especiales no quiero moverme de esa burbuja de satisfacción y de confort, como todos, supongo. No me gusta esta sociedad y sólo puedo contar con los de siempre, no me encuentro a gusto rodeado de patanes superficiales, planos y sin sentido del humor. Me hicieron pensar que era cosa mía, pero ya está más que demostrado que no, aunque jamás lo dudé en el fondo, no era la primera vez que no encajaba.
Y sigue la presión de la sociedad, de los círculos: sé algo en la vida, de qué vas a vivir, no puedes vivir así, no puedes pensar eso…todo de bocas hipócritas, que al menos si lo aceptaran como yo lo acepto…
El verano me matará a menos que me llamen de una vez, porque teniendo tiempo de sobra me consumo en mis pensamientos y mis emociones internas, en mis planes maquiavélicos y en mis ficciones sin terminar.
Ahora respiro sabiduría, calma, buen hacer, buen rollo…tengo mis hobbies y muchas maneras de vivir y engañar a mi cerebro.

Cardinales, Morricones, Newmans, baloncesto en la calle y en casa, mucho descanso mental y sólo el objetivo de serme fiel.

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