La vida, qué deciros, la montaña rusa de la vida.
Un mísero rayo de sol y una brisa tranquila me empujan a soñar, a ilusionarme, a querer volver a dominar el mundo como cuando era un crío.
Mis horas más bajas desde que toqué fondo allá por 2010 empiezan a cesar de nuevo. Me redescubro, me reencuentro.
La introspección y el autocontrol, con algunos toques de belleza y esperanza, y boom.
Quiero tocar el cielo, fragmentarme en las miradas y hacer del hedonismo más puro una filosofía.
He sido todo lo bueno y todo lo malo. Ahora toca aprovecharme de ello y sacar tajada.
Soy un soldado, un ronin que vive para su camino y por su oficio interno, para sí y por sí.
Y lo seré en esta ciudad o en la que me toque. Grandes planes.
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