Y, literalmente, como indica el título, amanece un sábado de empalme (empalme sin fiesta, fue una larga siesta y una noche en vela como muchas otras).
En el horizonte sólo dos objetivos: terminar con buen sabor de boca este nuevo reto y terminar como sea en el que llevo enfrascado cuatro años. Después de ello ni dios sabe qué ocurrirá.
A pesar de ver de todo a mi alrededor, cada vez tengo más claro que lo único que importa es cómo me pueda sentir conmigo mismo y lo feliz que soy en este instante, en el presente.
Los estados de ánimo del pasado ayudan a comprender el presente pero no lo definen. Mientras tanto, los del futuro no existen, y ya puedes intentar anticiparlos que no serán exactamente cómo esperabas.
Noto poco a poco subiendo esto, como antes, con el caos bajo control, a pesar de no dormir y calmar mis ansias escribiendo.
De nuevo, muchos proyectos en mente. Muchas ganas de todo y mucho hambre.
Óxido y hueso
Hierba y cemento
Gélido beso
Lluvia y lamento
Os escribiría una oda, amantes, porque está amaneciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario