jueves, 25 de enero de 2018

100. Lo único que tengo

No sé qué es esto salvo mi cuerpo descamisado en una tarima llena de humo e iluminada por los focos. Borracho, drogado y hambriento. Me movía de un lado a otro buscando manos, sonrisas, escotes y diamantes. Puro ego y vacileo. Me teletransporto con estas movidas, estos estados somnolientos y dejo a mi mente volar, ya cansada, soltando su último aliento. Otro día puedo ser médico, político, piloto, pintor, granjero o leñador. Puedo ser lo que me da la gana en este estado y en este medio. Y tú lo lees y aceptas en tu evolucionada mente dejarte llevar por la misma imaginación que a mí me viene. Esto es un juego de dos: sin lector no hay escritor y viceversa. El milagro del lenguaje y de la comunicación es puramente humano. Tú eres porque yo soy y al revés y no, no es ningún truco de magia, eso no existe. Esto, lo que ves, es real. Igual que mis ojos lo vieron lo ven ahora los tuyos. Puedo ser mil personajes, mil lugares y épocas. Que no te dejen jamás encarcelar tu cabeza, jamás, es lo único que tienes. 

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